La relación del mundo árabe con Alemania no era nada nuevo del siglo XX. El encuentro cultural de ambas formas de ver el mundo venía desde que Johann Wolfrang Goethe en 1744 escribiera en sus poemas La gloria de Mahoma. Muchos alemanes vieron en el mundo oriental árabe una salida por la lucha nacional propia frente a los valores universales y de globalización cultural que difundía la Ilustración. Cuando Alemania realizó su unificación trató de buscar una amistad exterior con los árabes, lo curioso es que esta búsqueda no fue militar, sino cultural, como el aventurero Carsten Niebuhr que fue el primer europeo y alemán en atravesar Arabia vestido de beduino. La alianza de Alemania con Turquía en la Primera Guerra Mundial hizo mucho en las relaciones con el mundo árabe, ya que a ojos de los musulmanes la nación germana era una hermana, pues era el único país cristiano que había apoyado la Guerra Santa lanzada por el Imperio Otomano contra Inglaterra y Francia en Oriente Medio, enviando además tropas expedicionarias en el Asien Korps (Deutsches Asien Korps) para ayudar a los islámicos.
Al finalizar la Gran Guerra los sueños de los alemanes y los árabes quedaron truncados: los primeros fueron sometidos de manera humillante a un control de intereses extranjeros y una ruina económica, política, moral y social impuesta por Gran Bretaña y Francia en el Tratado de Versalles; y los segundos pasaron a ser directamente ocupados militarmente y reprimidos por los mismos que el primero. Esa razón, además del problema de los judíos existente en ambos mundos, hacía un lazo simbólico que no se podía ignorar.
Con la llegada del nacionalsocialismo al poder en Alemania y Adolf Hitler ser nombrado Führer, los musulmanes vieron un aliado como nunca habían tenido. Sin embargo Hitler estaba más preocupado en unir a los pueblos germánicos del centro de Europa al Tercer Reich para lanzarse contra el comunismo en la Unión Soviética. El mundo árabe estaba muy lejos y los problemas que tenía Alemania se encontraban cerca de sus fronteras, por eso Hitler en aquella época no supo ver lo valiosos que podían ser los árabes para resolver sus inquietudes. Aún así no los dió la espalda totalmente, el Führer sabía que los musulmanes, al igual que los alemanes, eran víctimas del imperialismo inglés y del sionismo judío, así que los musulmanes residentes o nacionalizados en el Tercer Reich recibirían privilegiadas ayudas.
Fritz Grobba puede considerarse el arabista más destacado de Alemania en el siglo XX que ignorado en muchas ocasiones por los propios gobiernos alemanes, hizo un trabajo inmejorable en las relaciones germano-árabes. Grobba antes de la Primera Guerra Mundial ya había sido funcionario del consulado alemán en Jerusalén durante el Imperio Otomano, siendo luego miembro del Deutsches Asien Korps en el Frente de Oriente Medio y Mesopotamia. El mejor momento de Grobba llegó ya en la época de Adolf Hitler cuando fue designado embajador en Irak. Las nuevas autoridades nacinalsocialistas en Alemania al principio estuvieron ciegas de ver el buen aliado que podían ser los musulmanes, por eso Grobba trató de hacer un acercamiento al mundo musulmán que la generación alemana de ese momento no contemplaba. El primer intento de Grobba fue atraer en 1936 al líder guerrillero palestino Fawzi al-Kaukji que había iniciado una revuelta, pero la Alemania Nacionalsocialista aún era joven para buscar problemas con Inglaterra, así que se hubo de abortar dicho apoyo. Uno de los primeros comunicados pro-árabes que lanzó el Tercer Reich lo hizo Konstantin Von Neurath, Ministro de Asuntos Exteriores el 1 de Junio de 1937, en forma de protesta contra el plan de partición en Palestina para crear un Estado Judío, carta que fue enviada a Bagdad y Jerusalén. Pero Grobba quería ir más allá que un simple gesto de apoyo moral, por eso en 1938 aportó ayuda financiera a Mussa al-Alami, secretario del Gran Muftí de Jerusalem Amín al-Husseini.
El Gran Muftí de Jerusalén, Amín al-Husseini, se entrevista con Adolf Hitler.
Independientemente del trabajo realizado en Oriente por los alemanes, dentro del Tercer Reich el Ministerio de Propaganda fundó el Servivio Oriental dirigido por Otto Rudiger, aparato cuya función fue la traducción del libro Mi Lucha (Mein Kampf) escrito por Hitler a la lengua árabe, el cual fue distribuido por todo el mundo musulmán, desde el Mogreb en Marruecos, pasando por el Próximo Oriente, Persia, India y las comunidades musulmanas del Sudeste Asiático. Por otro lado en 1938 al ser Austria anexionada al Tercer Reich, este absorbió la Liga Cultural Islámica dirigida por Shekib Arslan que residía en ese país, una organización que englobaba árabes exiliados de todo el mundo que habían huído de la ocupación británica y francesa en sus naciones. Ese año los inmigrantes árabes exiliados fundaron en Alemania el Comité de Pro-detenidos Políticos en Ã?frica del Norte para reclamar los derechos de los presos en cárceles por los franceses, naciendo también el Comité de Defensa del Mogreb Ã?rabe con la misma función pero para los magrebís, el Comité de Defensa de Marruecos formado por marroquís residentes en el Reich y el Comité de Defensa de Túnez encuadrado por tunecinos, aunque estos últimos eran tan nacionalistas como italianistas. Muchas de las obras que se editaron en la Alemania Nacionalsocialista para dar a conocer el mundo árabe a la sociedad alemana fueron labor de un destacado teórico del racismo nórdico nacionalsocialista llamado Ludwig Ferdinand Clauss, que escribió una auténtica enciclopedia del universo musulmán, de hecho su afición por Oriente Medio fue tan grande que el propio Ludwig se convirtió al Islam, alegando que la religión islámica era la que más se acercaba al nacionalsocialismo.
Las Juventudes Hitlerianas (Hitlerjugend) tuvieron un importante papel en la relación exterior árabe. Su líder, Baldur Von Schirach, realizó una visita a los inmigrantes alemanes en Turquía, Siria, Irak e Irán para ver como se organizaban allí las juventudes. Cuando llegó a Bagdad, Irak, fue recibido por el Rey Gazi I, el cual le propuso crear en su país unas juventudes árabes similares a las alemanas, idea que entusiasmó a Schirach que le ofreció su ayuda. Así es como nacieron las juventudes árabes Al-Futawwah, las cuales tuvieron que viajar a Alemania para entrenarse y convivir con los jóvenes alemanes en un intercambio de enriquezimiento multicultural. Un total de 30 jóvenes de Al-Futawwah desfilaron en el Congreso Nacional Socialista de 1938, fueron incluso recibidos por Adolf Hitler que los saludó. A continuación todas las juventudes árabes hicieron una gira por las diferentes ciudades de Alemania para dar a conocer sus países y su cultura. Para los estudiantes universitarios árabes que residían en el Tercer Reich también se fundó la Asociación de Jóvenes Musulmanes, dirigida por un musulmán procedente de la India llamado Habib er-Rahman al-Hiadi.
La primera ayuda humana que puede referirse al mundo árabe por parte de Alemania tuvo lugar en 1938. Ocurrió en plena Revuelta Palestina y la llevaron a cabo los inmigrantes alemanes en ese país, más de 2.000 por aquel entonces. El Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP) poseía diversos afiliados en Palestina que se encuadraban en la llamada Organización Alemana (Auslandorganization o AO). Los alemanes y judíos siempre se habían llevado bien en Palestina, pero cuando los hebreos empezaron a reprimir a los palestinos con apoyo británico, los germanos decidieron ponerse de parte de las personas que los habían acogido en su país, los árabes. Por tanto cuando se inició la Revuelta Palestina de 1938, algunos alemanes de la Auslandorganization se lanzaron a la lucha armada a favor de los palestinos contra los judíos o bien les proporcionaron ayuda.
Jinetes árabes 1938
Italia en 1938 había suprimido la única radio proarabista en Europa debido a la presión británica ejercida en los Acuerdos de Pascua, por eso Alemania tomó el reelevo. Las primeras emisiones árabes en radio dentro de Alemania aparecieron en Abril de 1939, concretamente en espacios de las radios de Berlín y Sttutgart, pero pronto se extenderían por Munich, Frankfurt y Saarbrucken. Entre los locutores se encontraban personalidades importantes como el predicador argelino Abd-al-Rahman Bel Hajj Hamed que empleaba el pseudónimo de â??Yassinâ?? o el marroquí Taqui ed-Din al Hilali.
Para el año 1939 las relaciones entre Alemania y el mundo árabe se incrementaron, todo ello a pesar de que el nuevo Ministro de Asuntos Exteriores germano, Joachim Von Ribbentrop, no tenía ni idea y ni siquiera le importaba mucho el mundo musulmán. El éxito de estas relaciones se debió en parte otra vez al embajador en Irak, Fritz Grobba, que se entrevistó con el Gran Muftí de Jerusalem Amín al-Husseini, reunión de cuyo fruto los palestinos recibieron armas alemanas para enfrentarse a británicos y judíos, además de enviar a un agente del Servicio Secreto (Abwehr), el cual puede considerarse oficialmente el primer combatiente alemán en la guerra de Palestina. En Egipto se consiguió otro gran triunfo, ya que el jefe del Estado Mayor del Ejército Egipcio, Aziz Alí Al-Masri, muy amigo de los alemanes, pudo infiltrar a personal del Abwehr en el protectorado inglés. El acercamiento de amistad también se produjo en otras regiones gracias a los embajadores alemanes locales como Wilhelm Melchers en Egipto, Erwin Ettel en Irán y Franz Von Papen en Turquía. También se intentaron crear redes en Siria, de hecho Grobba se entrevistó con el nacionalista sirio Ahmed Kadry para proporcionarle dinero y armas, pero el inicio de la Segunda Guerra Mundial truncó los planes. Quizá el mayor gesto de Alemania fue la del Ministro de Propaganda, el doctor Joseph Goebbels, en su visita a Egipto, la única vez que un alto cargo del NSDAP visitó un país árabe.
Cuando empezó la Segunda Guerra Mundial, Irak presionada por Inglaterra, rompió relaciones con Alemania el 3 de Septiembre de 1939, teniendo que huír el embajador Fritz Grobba. Egipto lo hizo el día 5 de ese mes marchándose Wilhelm Melchers. Por otra parte Arabia Saudita, Yemen y Omán tuvieron que optar por la más absoluta neutralidad porque la Marina Real Británica (Royal Navy) patrullaba sus aguas. Irán, país con diferencias entre aliadófilos y germanófilos, finalmente se declaró neutral, aunque tuvo que marcharse el embajador alemán Erwin Ettel. El único embajador germano al que se le permitió quedar en un país musulmán fue Franz Von Papen en Turquía.
Von Papen
Las emisoras árabes en Alemania llevaron una campaña antibritánica y antifrancesa como nunca lo habían hecho. Desde Berlín, Sttutgart, Frankfurt, Munich y Saarbrucken las emisiones radiofónicas llamaron a la rebelión a los árabes en todo el mundo musulmán contra los ocupantes ingleses y franceses, especialmente en el Mogreb. La Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe) lanzó miles de planfetos sobre toda Francia para incitar a la deserción de las tropas coloniales, llegando incluso a tirar algunos papeles sobre el Norte de Ã?frica, lo que provocó ciertos problemas al Ejército Francés como tensiones y motines entre marroquís y argelinos. Precisamente el Mogreb de Argelia y Marruecos fue el sitio por excelencia del martilleamiento de la propaganda alemana, pues se llegó a emitir publicidad antifrancesa desde Radio Zessen y Radio Sttutgart, programas pro-árabes en dialectos mogrebís.
La rápida victoria de Alemania sobre Francia, Bélgica y Holanda, países coloniales que incluían territorios árabes, más la humillante derrota de Inglaterra en la evacuación de Dunkerque, culminó en una oleada de alegría en todo el mundo musulmán. En Argelia los nacionalistas del Partido del Progreso Argelino se echaron a las calles de las aldeas celebrando la victoria alemana; en Marruecos millares de marroquís ondearon esvásticas mientras se quemaban banderas francesas; en Egipto se reían de sus ocupantes por lo de Dunkerque; y en Túnez se organizaron marchas en Túnez capital, Ksar-Hellal, Djerid y Degache. Hubo un caso curioso en Túnez con un juicio en el que iban a ser ejecutados 11 tunecinos por rebeldes, en el cual ante de dictarse sentencia uno de ellos exclamó: â??Podéis condenarme, a vosotros franceses os queda ya poco tiempo.â?? Los cientos de nacionalistas árabes que se encontraban en las cárceles francesas fueron liberados por los alemanes en todo el territorio. Incluso la Radio Colonial de París, convertida por los alemanes en París Mundial, tuvo que ceder como compensación por años de linchamiento antimusulmán un espacio a los árabes, los cuales emitían en lengua mogrebí y bereber. En la Francia ocupada se creó la Oficina de Propaganda Ã?rabe (Werbestelle fur Araber o WESTA) de la que predicaba el carismático Abd-al-Rahman Bel Hajj Hamed â??Yassinâ??. También se editaron dos revistas pro-mogrebís llamadas Al-Dunia Al-Djadida y Lissan al-Assier. Como resultado a todo esto, los británicos y franceses que consideraban unos bárbaros a los árabes y a su religión islámica, aprovecharon la ocasión para acusar a Alemania del acercamiento a los musulmanes, de esta manera alegaban que el nacionalsocialismo era el mayor enemigo de la civilización cristiana occidental por codearse con islámicos.
Al empezar la Segunda Guerra Mundial Irak, Egipto e Irán tuvieron que forzar a los embajadores alemanes para que abandonaran el país, mientras que Arabia Saudita, Yemen y Omán se declararon imparciales. Pero todo eso no era más que una maniobra política, pues los países árabes seguían en contacto con los alemanes.
Rey Faruk I de Egipto
El Rey Faruk I de Egipto aprovechó la guerra en Europa para hacer caer al Gobierno pro-británico de Mohammed Mahmud y colocar en su lugar al antiinglés Alí Maher Paschá con el pro-alemán Salam Harb en el Ministerio de Defensa. En Palestina la situación fue diferente, pues los ingleses de repente se volcaron por primera vez en una campaña de promesas a los palestinos para impedir la inmigración judía, táctica con la que atraerlos a su lucha contra Alemania. Se ofreció a los palestinos formar parte del Ejército Británico, pero la publicidad tuvo poco eco, sólo 400 árabes se presentaron para formar una unidad palestina que llevaba a 1.700 judíos, casi el triple que musulmanes. Desde el exilio el Gran Muftí Amín al-Husseini intentó contrarrestar la propaganda británica en Palestina, pero a duras penas lo consiguió, pues no pudo organizar la tan ansiada guerrilla debido a que todos los líderes estaban deportados en las Islas Seychelles o Rhodesia del Sur.
Gran Muftí Amín al-Husseini
El aplastante triunfo alemán sobre las armas británicas y francesas hizo crecer los temores de los ingleses y galos en las colonias. Sin embargo la victoria alemana sobre los ocupantes de los árabes acabaría llevando la euforia del momento a una gran confusión. Ningún árabe se esperaba que una vez derrotada Francia, Alemania la tratase casi como un aliado más que como un enemigo. Los alemanes sólo ocuparon las costas del Océano Atlántico del territorio francés, París y se anexionaron Alsacia y Lorena; en cambio, el resto quedó en una zona libre donde se estableció el nuevo Gobierno francés en la llamada Francia de Vichy. El nuevo país galo presidido por el Mariscal Philippe Pétain se convirtió rápidamente en un aliado del Tercer Reich en su lucha contra Inglaterra, pues como seguía controlando las colonias resistió a los ingleses en Mers-el-Kebir y los derrotó en la Batalla de Dakar. Fue a partir de ese momento cuando los árabes del Mogreb comprendieron que no podían esperar la llegada de tropas alemanas a su territorio para liberarles, pues la Francia de Vichy era la responsable de sus territorios y no Alemania, por lo que Adolf Hitler no podía inmiscuirse en asuntos galos. Todo la dejadez irresponsable de los alemanes en el Mar Mediterráneo y Próximo Oriente se debió a que Hitler estaba obsesionado preparando su campaña para acabar con la Unón Soviética y sólo buscaba aliados en Europa Oriental como Rumanía, Hungría o Bulgaria, incluo en el Sudeste Asiático como Japón. Por si fuera poco se intentaba atraer a España para la causa contra la URSS, lo que significaba que tampoco los alemanes podrían intervenir para ayudar a los árabes en las colonias españolas.
Al ver la mala coordinación en el mundo árabe respecto a las relaciones con el Eje de Alemania e Italia, el Gran Muftí de Jerusalén, Amín al-Husseini, se trasladó a Bagdad, Irak, para tomar liderazgo en la organización Hizb-al-Umma-al-Arabiya, un grupo internacional árabe que exigía la independencia de todos los territorios, la intervención de alemanes e italianos con armas, la garantía de que la ocupación anglo-francesa no sería sustituida por una italiana y la contemplación de frenar la colonización de judíos en Palestina. La Hizb-al-Umma-al-Arabiya la formaban los líderes árabes de Oriente Medio entre los que eran miembros Irak, Palestina, Siria, Arabia Saudita y Transjordania.
Un civil árabe conversa animadamente al ver a los militares alemanes del Afrika Korps en pleno desierto.
Muy buen contenido. Son pocas las personas que saben esta información.
ResponderBorrarIncluso, es poca la gente que sabiendo esta información es capaza de asimilarla y tener una opinión distinta a la impuesta por Hollywood.
Felicitaciones.