Cristina y sus muchachos van a dejar un verdadero campo minado al futuro gobierno. Deudas sociales y económicas de todo tipo y magnitud. Un unitarismo extorsivo donde el Estado nacional se lleva 76 pesos de cada 100, megacorrupción a cielo abierto, la tercera inflación más alta del mundo, después de Venezuela y Sudán...
Además, el 35% de los trabajadores en negro, destrucción del empleo y caída del salario real en 2014 y el rosario de indicadores que se cayeron a pedazos. Cayó todo, el Producto Bruto, la actividad, las importaciones y las exportaciones, la inversión productiva, el consumo y hasta los precios internacionales.
Pero entre las bombas de tiempo que Cristina dejará a su sucesor está el nombramiento ilegal e ilegítimo de un ejército de más de 100 mil empleados públicos en los distintos ministerios. Ya se sabe que la meritocracia no es algo que Cristina valore. Ella prefiere la 'chupamedicracia'. Más leales que inteligentes. Más subordinación y valor y verticalismo que eficiencia en la gestión.
Después de limpiar de enemigos los ministerios, pasaron a la segunda fase. Hacer entrar en cataratas a la Agrupación Amigos de Máximo Kirchner, aunque fueran gente inútil para todo servicio. Es vergonzoso que Máximo crea que el Estado le pertenece a él y a su madre. Se tienen que ir dentro de 9 meses pero quieren dejar un ejército de fanáticos camuflados o escondidos entre los pliegues del Estado.
¿Cuándo comprenderán Cristina y Máximo que el Estado no es de ellos, que es de todos los argentinos? Ellos son apenas inquilinos y el 10 de diciembre se les vence el contrato. Deben volver al llano después de tantos años de tener casi la suma del poder público. Y eso los desespera.
La pregunta es ¿qué van a hacer los que vengan? ¿Se van a comer estos sapos o están dispuestos a sacarles tarjeta roja a todos los ñoquis e infiltrados que son inútiles para el pueblo?
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