Desde el momento que cobramos el sueldo a principios de mes hasta el último día que gastamos el último peso, estamos pagando impuestos.
Algunos son más visibles, están discriminados en el recibo, nos llega la boleta a nuestro hogar o tenemos que presentar una declaración jurada. Pero en otros casos no somos del todo conscientes de cuánto estamos tributando con cada gasto que hacemos.
Según cálculos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), un asalariado que mantiene a su grupo familiar puede destinar al fisco entre 35 y 50 por ciento de su sueldo bruto.
La estructura tributaria argentina es muy compleja y, aunque hay impuestos que gravan a las empresas y otros a las familias, en definitiva, son los consumidores quienes terminan soportando, directa o indirectamente, casi toda la carga.
Una familia paga impuestos sobre sus ingresos y sobre sus gastos, pero también los bienes que posee (generen o no una renta) están sujetos a tributación. Algunos los cobran la Nación, otros las provincias y otros los municipios.
Mientras unos están â??disimuladosâ?? en valores generales (el IVA incluido en el precio de venta, por ejemplo) otros están claramente discriminados. En algunos casos, el contribuyente tiene que determinar el monto que paga (la declaración jurada de Bienes Personales o Ganancias) en otros, los montos son fijados por el Estado.
Además, existen tributos que se actualizan solos siguiendo a la inflación (IVA o Ingresos Brutos), mientras que otros requieren que los distintos estamentos de Gobierno cambien los parámetros de pago. Y en estos últimos hay de dos tipos: aquellos que, si no se modifican implican mayor presión tributaria (Bienes Personales, Ganancias), y otros que, al no tocarlos generan menos recaudación (Inmobiliario).
Sobre los ingresos
A la hora de cobrar, una familia ya abonó varios impuestos. El salario bruto de un empleado formal su salario bruto tiene cargas sociales (jubilación, obra social más Pami) y, el 10 por ciento que más gana tributa el Impuesto a las Ganancias, cada vez es más oneroso para aquellos que están alcanzados.
Los trabajadores independientes abonan Ganancias, el Impuesto al Valor Agregado, IVA, (salvo actividades exentas), y los aportes de la seguridad social a la Anses o a cajas provinciales, en el caso de profesionales. La mayoría de los autónomos está alcanzado por la alícuota máxima de Ganancias, el 35 por ciento de la base imponible. Si es monotributista, abona un monto fijo según su categoría que corresponde a IVA más Ganancias y otro para la seguridad social.
El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) estima que un asalariado paga entre el 10 y el 25,2 por ciento de su ingreso bruto en concepto de Ganancias. Con las cargas sociales, la carga oscila entre 17 y 35 por ciento, según el salario.
Sobre los gastos
Con los ingresos en el bolsillo, llega la hora de gastar o ahorrar. Los productos que consume una familia (alimentos, indumentaria y calzado, limpieza, entre los principales) tienen incorporado en su precio el 17,35 por ciento que corresponde a la alícuota del 21 por ciento del IVA.
Además, las empresas fabricantes, transportistas y comercios pagan impuestos sobre estas ventas: Ingresos Brutos (en Córdoba la tasa general es el 4,5 por ciento de la facturación), Comercio e Industria y otros impuestos nacionales (internos o específicos). Todos estos tributos no están puestos como un porcentaje del precio, pero las empresas lo trasladan y, finalmente, lo termina pagando el consumidor.
En tanto, los servicios públicos (luz, agua, gas, transporte), o privados (cable, teléfono, celular) también tienen incluido IVA, impuestos específicos nacionales, provinciales y municipales.
El cálculo del Iaraf arroja que entre el 17 y 20 por ciento del consumo de las familias analizadas corresponde a impuestos. De estos, entre 13 y 15 son cobrados por la Nación (una parte se coparticipa) y el resto por provincias y municipios.
Sobre el patrimonio
El Estado también cobra tributos sobre los bienes que poseen las personas, y son impuestos que no están en relación al nivel de ingreso familiar.
Las provincias y municipios recaudan contribuciones sobre inmuebles y automotores. En Córdoba y las demás jurisdicciones no hay una alícuota única sino que varía según distintos criterios.
La Nación cobra el Impuesto sobre los Bienes Personales. Se aplica a aquella persona que tienen un patrimonio de 305 mil pesos o más. Este monto se fijó en 2008 y no se modificó desde entonces, pese a la inflación. Así, cualquier persona que tenga una casa y un auto, ya tiene que tributar.
En el caso de inversiones, existen algunos exentos (títulos públicos, depósitos) pero otros sí están incluidos en Bienes Personales.
El cálculo del Iaraf, para las cuatro simulaciones planteadas, le asigna a estos tres tributos un peso de entre 1,8 y 4,1 por ciento del salario bruto.
El peso impositivo en productos y servicios típicos
Alimentos. El 21,22 por ciento del precio final de venta de los alimentos no lo recibe el comerciante, sino que lo deriva a los fiscos nacional, provincial y municipal.
El IVA se lleva el monto más significativo (el 17,36 por ciento) en la mayoría de los productos que tributan a la alícuota general del 21 por ciento. Ingresos Brutos representa el 3,3 por ciento y Comercio e Industria, otro 0,81 por ciento.
Sin embargo, esto no incluye los impuestos que toda la cadena de fabricación y distribución paga y que, finalmente, se traslada a los consumidores. Según una estimación del Iaraf, si se suman estos componentes se obtiene que el 39,7 por ciento del precio al público de los alimentos son impuestos. Si se quita el 8,3 de costos laborales (aportes a la seguridad social), queda en 31,4 por ciento.
El peso del IVA se mantiene, pero el de Ingresos Brutos, en este caso, se eleva a 7,2 por ciento (el impacto en cada sector de la cadena se acumula) y el de los tributos municipales llega al 1,6 por ciento. Aquí no se computan los valores de Córdoba, sino un promedio nacional. Ganancias representa el 2,6 por ciento del precio y el impuesto al cheque el 2,3 por ciento.
Alimentos básicos. Bienes como la carne, algunos lácteos y otros de la canasta básica, tienen un IVA diferenciado del 10,5 por ciento. Aquí, la carga directa sobre el precio es del 14,2 por ciento, que se elevaría a 34 por ciento (incluido nueve por ciento de seguridad social) con toda la cadena.
Combustibles. Son los productos de la canasta familiar que más carga impositiva soportan. Además del IVA, están gravados con el Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC). Las naftas también tienen que pagar la Tasa Hídrica y el gasoil, un impuesto específico. Estos tres tributos nacionales representan el 47 por ciento del precio de venta al público de la nafta y el 51 por ciento del valor del gasoil en el surtidor.
A esto hay que agregar, en Córdoba, el 3,25 por ciento de la alícuota de Ingresos Brutos y la Tasa Vial.
Esta es un monto fijo no un porcentaje. Para la nafta súper, a un precio que ronda los 14 pesos en el surtidor, la tasa vial representa un 2,9 por ciento (40 centavos). En el caso del gasoil, los 25 centavos de la tasa vial implican un 2,1 por ciento del precio (promedia los 12 pesos). Para el Gas Natural Comprimido (GNC), sobre un precio al público promedio de 5,5 pesos, esta tasa representa el 3,6 por ciento.
Para 2015 está previsto un aumento del 38 por ciento en esta tasa. En el caso de la nafta súper pasará a 0,525 pesos, del gasoil común, a 0,345 pesos y el GNC, a 0,276.
Automóviles. La venta de vehículos tiene también un alto porcentaje impositivo. Sobre todo, si se trata de los de media y alta gama, luego del impuesto que la Nación aplicó hace un año.
En el caso de los autos no alcanzados por este tributo, según una estimación de Acara, Afac y Adefa, el 39,37 por ciento del precio final eran tributos. El 17,36 por ciento, corresponde al IVA, el cinco por ciento a Ingresos Brutos y otro 4,9 por ciento a contribuciones patronales. Además, el Impuesto al Cheque tiene un peso importante del tres por ciento y Ganancias, del 2,1 por ciento. El resto son impuestos provinciales, municipales y aranceles.
En el caso de vehículos de gama media (con precio de fábrica de entre 170 mil y 210 mil pesos), con la primera escala del impuesto los tributos representan el 52,7 por ciento del precio final, según Iaraf. En tanto, los de alta gama (más de 210 mil pesos, tienen un componente impositivo de 63,5 por ciento.
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