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domingo, 12 de abril de 2015

La izquierda mexicana es golpista y te lo muestro


En 2012, luego de la jornada electoral de junio que dio como ganador al actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, reportes de al menos dos agencias de inteligencia advertían de un derramamiento de sangre por los enfrentamientos derivados de la violencia generada a causa del descontento, odio y frustración que motivó la derrota del ex candidato de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador. Uno de los reportes confidenciales destacaba que la vida del priísta corría riesgo, por las amenazas de quienes deseaban incendiar el país interpretando el sentir de su caudillo.


La izquierda mexicana es golpista y te lo muestro

Los miembros de organizaciones izquierdistas en México reiteradamente han solicitado intervenciones extranjeras en el país.


Además de que la ira de los perdedores estaba centrada principalmente en el priísta, también lo estaban en contra de su partido, de las autoridades electorales, y de las empresas de tarjetas de descuento y monederos, Soriana y Monex respectivamente, que según los amlistas se prestaron a la compra de 5 millones de votos por parte del PRI. Sin embargo, lo que más preocupó a las agencias de inteligencia fueron los reportes recogidos en la Convención Nacional contra la Imposición celebrada entre el 14 y 15 de julio en San Salvador Atenco y organizada por â??estudiantesâ?? del movimiento #YoSoy132.

En esa reunión se aprobaron varios acuerdos para "impedir" que Peña Nieto â??tome posesión como Presidente de la Repúblicaâ??, no obstante que el Tribunal Federal Electoral tenía de plazo hasta el 6 de septiembre para analizar las impugnaciones lopezobradoristas, tomarlas en cuenta o desecharlas, elaborar el dictamen respectivo y hacer la declaratoria de Presidente Electo. De hecho pareciese que los acuerdos revelaran que los amlistas ya reconocían tácitamente a Peña como ganador. Y es lo que no podían tolerar.

Incluso trascendió que los movimientos clandestinos político-militares que hay en el país, pudieran haber decidido el apoyar dicho movimiento; con el poder económico que cuenta éste para fondear las acciones de descontento y desatar la división y los enfrentamientos, pudieran las huestes más radicales del ex candidato perdedor, hacerse de armas a través del mercado negro que prolifera en el sur de la frontera, lo cual constituiría la principal amenaza a la paz y la estabilidad del país, desde la perspectiva de algunos mandos castrenses.

Cabe reconocer que junto a los grupos más violentos que están a favor del candidato de las izquierdas, hay una corriente más moderada que difiere en llevar las cosas al extremo de propiciar enfrentamientos y violencia -demostrando lo que muchos defienden incluso a nivel mundial, existe una izquierda moderada e institucional, que hace Democracia, y una izquierda radical, admiradora de la dictadura castrista de Cuba y otras, que destruye países-.

Ya se informaba sobre brigadas amlistas de reclutamiento que invitaban a organismos obreros, campesinos y familias en general, a sumarse a â??su luchaâ??. Uno de los grupos apuntados en ese activismo era el SME.

En la prensa surgieron preguntas como: ¿por qué a Calderón no se le increpa nada de su mal gobierno, ni siquiera los más de 80 mil muertos que ha dejado su inútil guerra antinarco, cuando en Atenco hubo sólo dos muertos?, ¿en dónde está el misterio o la razón?.

Al parecer parecía simple: AMLO, como se adivinaba desde que comenzó su campaña, reclamaría el fraude, el complot y la conspiración en su contra y haría todo un escándalo postelectoral si perdía la contienda, y así fue. Calderón por nada del mundo quería que el PRI sacara al PAN de Los Pinos, de ahí que al final de la película haya nacido una â??naturalâ?? alianza entre el â??espurioâ?? y el â??legítimoâ?? contra el priísta. ¿Habían recursos federales en esa estrategia antiPeña?, ya vendrá el tiempo de saberlo, respondía la prensa.


En la actualidad, caso por caso, podrá verse si el gobierno fue efectivo en neutralizar las conspiraciones o no.

2014


Resulta obvio que usando como pretexto el caso de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, quienes no quieren al mexiquense al frente del país sueñan con derrocarlo, lo que está en la imaginaria de los principales promotores de ese peligroso juego. ¿Quiénes son?



El gobierno federal sabe quiénes son los que están detrás de ese propósito, pero no ha querido actuar. Anonymus acaba de dar una pista del principal promotor de ese intento de desestabilización de su gobierno: presume que quien podría estar detrás de los hechos de Ayotzinapa es Andrés Manuel López Obrador. En una narración que acaba de subir a las redes sociales, esa agrupación hace un seguimiento de los hechos antigobiernistas que ha promovido el tabasqueño, incluidos los disturbios, destrozos y actos vandálicos que han cometido sus brazos criminales a sueldo, actuado impunemente cada vez que se les ocurre, filtrándose en marchas, manifestaciones, mítines y en cuanto reclamo público hay.

Es necesario, por la salud del gobierno y sobre todo de México, que se sepa de una vez por todas de quiénes son las manos que mueven la cuna de la desestabilización. Porque una cosa es la protesta y el reclamo en términos pacíficos aunque sean enérgicos, que aprovechar las marchas y los reclamos públicos para que grupos de vándalos se infiltren entre los contingentes que protestan, para cometer todo tipo de agresiones contra todo lo que encuentran a su paso, sin que haya quien evite esos atrabiliarios hechos callejeros que destruyen, saquean y queman comercios, inmuebles y edificios públicos. El cártel antiPeña sigue presionando y si el gobierno no lo para seguirá en su propósito de sacar de quicio a Peña.

Como han visto los mexicanos, las fuerzas del orden del gobierno capitalino tienen indicaciones de actuar con exagerada mesura, lo mismo que la policía federal que, aunque realizan detenciones de algunos vándalos, al final quedan en libertad, más que por no haber observado el debido proceso, por miedo a las presiones y reacción de las turbas. La mecha ya prendió.

En busca de culpables de la desaparición en Ayotzinapa de los 43 estudiantes normalistas, comenzó en las calles el ¡Fue el Estado! combinándose con la frase ¡Fuera Peña Nieto! y ¡Gobierno asesino!, hasta ¡Peña, renuncia!.

Cuando dieron comienzo las marchas y manifestaciones por la desaparición de los normalistas, nadie en las pancartas ni a voz en cuello clamaron contra los autores de ese hecho criminal. Incluso cuando se le exigió a López Obrador que explicara sus ligas con el alcalde de Iguala, José Luis Abarca, hizo mutis; luego dijo que ni lo conocía, a pesar de que en las redes sociales exhibieron fotos con él. Luego de eso, para amortiguar esa sospechosa relación, fue cuando comenzó a exigir las renuncias de Peña Nieto â??â??por ser responsable de la situación de inseguridad que padece Méxicoâ??â??; del procurador Jesús Murillo Karam, â??â??porque representa al PRI y a la mafia del poder, mas no al puebloâ??â??, y del gobernador de Guerrero, Ã?ngel Aguirre, â??â??debido a que perdió autoridad para administrar a esa entidadâ??â??.

Insistió en que era lamentable que la muerte de los estudiantes haya sido â??â??un problema originado por el predominio de una mafia en el poder que encabeza Peñaâ??â??. A partir de ahí, su estrategia fue el ataque frontal contra Peña. En reiteradas ocasiones ha venido pidiendo su renuncia, como si fuera el gran juez, cuando medio mundo sabe que ha sido un farsante de la política de la que ha vivido durante décadas. Representa a la mafia antiPeña; es de hecho su principal cabecilla.

Anonymus da por hecho que el tabasqueño es culpable de la desaparición y muerte de los 43 estudiantes normalistas. Sus sospechas las basa en parte de su trayectoria antigobiernista y de mentiras. Aunque no le menciona, desde que perdió dos veces la gubernatura de Tabasco, ha acusado de que hubo fraude en su contra.

Ese mismo fue su argumento cuando perdió hasta por dos veces consecutivas su participación como candidato presidencial, primero con Felipe Calderón y luego con Peña Nieto. López Obrador tiene en su haber la mala fama de que varios de sus cercanos colaboradores han estado involucrados en hechos de corrupción. Aunque él, como siempre ha negado lo que no le conviene, negó conocer de las fechorías de su secretario de finanzas, Gustavo Ponce, cuando el tabasqueño era jefe de gobierno de la ciudad de México, quien iba a Las Vegas a gastarse millonadas en juegos en el casino Bellagio.

Tampoco dijo saber del caso de su ex secretario particular, René Bejarano, conocido como â??el señor de las ligasâ??, cuando fue grabado en transacciones corruptas con Carlos Ahumada, echándose fajos de billetes a una bolsa, incluidas las bolsas de su saco a donde guardó hasta las ligas que sujetaban los rollos de billetes. â??Yo no sé nadaâ?? dijo el tabasqueño. Ã?l no sabe nada cuando no le conviene, como fue el caso del ex alcalde Abarca, acusado, junto con su mujer María de los Ã?ngeles Pineda Villa, cuya familia y ella misma están vinculados a los cárteles de la droga, como el de los Beltrán Leyva y Guerreros Unidos.

¿Cuánta injerencia tiene en verdad López Obrador en los hechos de Ayotzinapa?

Para Anonymus la respuesta es que sí tuvo injerencia. El hecho es que el perfil que se tiene del tabasqueño, coincide con quien podría ser capaz de azuzar a las turbas bien y mal intencionadas, aunque en abono de su maquiavélico propósito hay razones para que la gente esté enardecida, no solo la antipeñista, sino incluso mucha gente que votó por él y que ha quedado decepcionada porque en dos años de gobierno, Peña no ha hecho nada por el país, sobre todo para las clases que no tienen de donde asirse para sortear las vicisitudes de un gobierno que no ha sabido resolver problemas fundamentales: inseguridad, corrupción e impunidad.

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