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sábado, 11 de abril de 2015

¿Puede volver a crecer la economía argentina en 2016?


¿Puede volver a crecer la economía argentina en 2016?

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¿Puede volver a crecer la economía argentina en 2016?


Regresar a la senda económica expansiva necesitará mucho más que arreglar con los holdouts, bajar la inflación a un solo dígito y controlar el déficit público. El rol clave de las Pymes y la necesidad del estímulo de la inversión extranjera

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Para volver a crecer en forma dinámica a partir de 2016, la economía argentina necesitará incrementar significativamente la magnitud y eficiencia de su tasa de inversión y lograr que el ahorro doméstico financie proyectos productivos y de infraestructura en lugar de destinarse al atesoramiento en moneda extranjera.

El ahorro no declarado de los argentinos fuera del sistema se estima en unos 184.000 millones de dólares; un monto que teóricamente alcanzaría para recomprar el 100% de la deuda externa (U$S 147.000 millones) y aportar unos 30.000 millones para inversión en crecimiento económico. En otros términos, la Argentina no sólo es un país con baja deuda externa (30% del PIB) sino también con un nivel de ahorro en moneda extranjera suficiente para sostener un crecimiento dinámico, evitar los ciclos de stop & go, y la inestabilidad crónica de su sector externo.

¿Cómo podría resolverse esta paradoja de atesoramiento-desinversión, originada en una arraigada cultura de ahorro en dólares que -ya sea por precaución o especulación- lleva a los individuos a convertir en moneda extranjera una proporción de sus ingresos para mantener fuera del sistema económico, profundizando así el problema estructural de escasez de divisas?

Algunos enfoques sostienen como condición para superar la restricción externa y retomar el crecimiento a partir de 2016, la necesidad de resolver las cuestiones políticas (holdouts) que impiden un pleno acceso a los mercados externos; reducir la inflación a un dígito anual y corregir el desalineamiento de precios relativos, incluido el tipo de cambio.

El eje conceptual de dicho modelo consiste en generar confianza desde la estabilización macroeconómica, como bisagra para motivar el ingreso de capitales, revertir la brecha cambiaria e incrementar la inversión, mientras que el desarrollo del mercado local de capitales se desarrolla en una segunda instancia como resultado de la interacción entre ahorro e inversión en un escenario estable y controlado.

Sin embargo, como lo demuestra la experiencia de los últimos 50 años, un escenario de estabilidad de precios apoyado en superávits fiscal y externo no es condición suficiente para revertir automáticamente la cultura del ahorro en dólares y desarrollar el mercado de capitales doméstico.

Para ello se requieren políticas públicas específicas y perdurables a lo largo de varias décadas.

Si bien la Ley 26831/12 de Mercado Federal de Capitales ha marcado un hito fundamental y un punto de partida en este sentido, aún restan varias etapas por implementar.

En comparación con otras economías de la región, el mercado de capitales argentino muestra un atraso significativo en amplitud y profundidad, tanto desde los instrumentos de ahorro como del financiamiento productivo. Por citar dos casos, los activos netos de los Fondos Comunes de Inversión (claves para financiar proyectos de envergadura y a largo plazo), representan en la Argentina apenas 2% del PIB, versus 10% en México; 14% en Chile y 46% en Brasil. En cuanto al número de compañías con capital abierto que cotizan en el mercado bursátil, se mantiene estancado desde hace más de tres décadas en torno de 100 empresas (vs. 245 en Chile; 277 en Perú y 364 en Brasil) ante la falta de incentivos concretos para la apertura del capital.

La implementación integral aún pendiente de la Ley 26831/12, y la necesidad de reformular el marco fiscal y tributario de los instrumentos con oferta pública, aportarían el impulso que hoy se requiere para oxigenar el financiamiento de corto y largo plazo.

Propuestas

El mercado de capitales argentino, requiere de la implementación urgente de las propuestas contenidas en la Ley 26831/12, asi como de algunos cambios en el marco tributario orientados a dinamizar la inversión y el acercamiento de ahorristas y empresas al mercado de capitales.

Entre las propuestas clave se proponen: 1) Creación de Delegaciones Región y Provincia, que difundan los instrumentos del mercado y asesoren a las empresas e inversores; 2) Nuevo régimen Pyme que incentive el acceso al mercado de capitales y promueva su participación en fideicomisos de cadenas productivas; 3) Actualización de los montos para la emisión de ONs; 4) Estímulo a la apertura del capital societario y desarrollo de paneles Pyme en cada mercado; 5) Creación de un régimen de prefinanciación (underwriting) de emisiones Pyme, con participación de entidades financieras, fondos de inversión e inversores institucionales para suscribir en el mercado primario; 6) Estímulo a la Inversión Externa Directa con destino a inversiones productivas a través del régimen de oferta publica; 7) Instrumentación del pagaré bursátil y demás instrumentos de mediano/largo plazo; 8) Innovación financiera continua para nuevos productos de ahorro y financiamiento, tales como el ahorro en $/M2 mediante fideicomisos inmobiliarios con oferta pública.

Entre las propuestas referidas al marco tributario se sugiere un régimen impositivo especial para empresas locales que emitan acciones en el mercado bursátil; el diferimiento de Ganancias a la cuarta categoría que invierta en emisión primaria de acciones, deuda ó fideicomisos productivos; el diferimiento en la cesiones fiduciarias para facilitar el uso de terrenos por parte de fideicomisos inmobiliarios; la eliminación de distorsiones y el tratamiento tributario homogéneo de los valores negociables, eliminando las existentes entre los distintos instrumentos, tales como el referido al régimen de ganancias para fondos abiertos y cerrados; y finalmente, un régimen especial de ganancias para los Fondos de Inversión Directa.

Un aspecto relevante adicional se refiere a la necesidad de incorporar el ajuste por inflación, a los efectos de transparentar los balances societarios y evitar que empresas y proyectos dejen de ser rentables por el desfasaje en la actualización de los activos.

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