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domingo, 5 de abril de 2015

Así destruyó Vladímir Putin a Rusia


En ocasiones el relato de las políticas y acciones que llevaron a Rusia al caos es expuesto con vasta perversión por autoridades y prensa porpagandística del régimen como la salvación.



El equipo de History Channel produjo un documental documental titulado La Rusia de Putin.


El gobierno de Yeltsin, con Putin de primer ministro, consolidó las reformas que como daño colateral permitieron el avance hacia el poder de los oligarcas entre los cuales brillaban con luz propia Boris Berezovksy y Mijaíl Jodorkovski (dueño de la petrolera rusa Yukos, hoy encarcelado). Ambos eran señalados como cabezas emblemáticas de lo que se conocía como el lobby sionista de la Rusia post-soviética. Luego de asumir como presidente interino por la enfermedad de Yeltsin, Putin (con su entorno conocido como la camarilla de la KGB) inició lo que fue llamado por sus medios de propaganda como una purga feroz contra el lobby sionista, sin mencionar que los oprimidos fueron sólo aquellos que se opusieron a su régimen, convirtiendo a quienes lo apoyaron en parte de su equipo elitista de poder.

Una vez que Putin asumiera la presidencia en el 2000, restauró la burocracia soviética, con un fuerte control sobre las FF.AA. y el aparato de seguridad con los que podía también reprimir a la población disidente, incluso a los que menos podrían catalogarse de oligarquía: los campesinos pobres. Durante ese año, y como había sido durante el anterior, Rusia se vio repleta de atentados presuntamente de falsa bandera, justificando la hipótesis de guerra contra el terrorismo checheno infiltrado por la CIA.


Así destruyó Vladímir Putin a Rusia

Imágenes de la destrucción causada en las guerras de Georgia y Chechenia, ordenadas por Vladímir Putin.


Desde esa posición de poder, Putin inició una persecución contra el poder de específicos oligarcas opositores, en primer lugar contra los multimillonarios Berezovksy y Jodorkovski, hoy exiliado en Londres uno y encarcelado el otro (acusado de evasión y fraude contra el Estado). Desde allí Putin inició una cacería de brujas contra los llamados pro-Washington. La empresa de Jodorkovsky, la petrolera Yukos, fue nacionalizada por el gobierno ruso en 2004, desmantelando una productiva industria generadora de empleo.

Roman Abramovich fue otro de los atacados, radicado en Reino Unido luego de trasladar parte de su fortuna, en riesgo de ser expropiada, a Londres.

Paso a paso


Putin, su grupo tradicional ex KGB y su nuevo grupo de serviles atacaron los dos frentes operativos de la naciente economía rusa:

1) La demonizada sociedad de consumo y libre mercado, destrucción que ralentizó la economía rusa poniéndola al nivel de la caída de la URSS.

2) La presunta guerrilla fundamentalista chechena, acusada sin pruebas de ser infiltrada por la CIA, que había colaborado con la desestabilización y derrocamiento del régimen soviético, y que podría haber tenido conexiones con la élite yeltsinista.

Una vez que Putin y los autodenominados nacionalistas rusos expulsaron del gobierno a los oligarcas incómodos, diversas organizaciones europeas y estadounidenses como la USAID, Open Society, NED y el financiamiento a diversas ONGs, comenzaron a buscar su parte en la historia en defensa de un modelo de mercado con sistema económico productivo, operando en tres frentes para modificar la ruta destructiva:

1) La integración de las ex repúblicas soviéticas al llamado modelo capitalista de lleno.

2) La presunta desestabilización del espacio postsoviético con aparentes transacciones de tráfico de armas.

3) La inclusión en la OTAN (y en la Unión Europea) de las ex repúblicas soviéticas del Pacto de Varsovia para trazar un cerco militar alrededor de Rusia.

La estrategia intentaba aislar al régimen putinista por medio del establecimiento de un cordón de repúblicas ex soviéticas con gobiernos basados sobre modelos de Libertad y Democracia y favorables a los intereses europeos en cuanto al comercio de petróleo y gas.

Sin darse cuenta los servicios secretos rusos ayudaron con la desestabilización de la órbita infiltrando redes de la droga y tráfico de armas como estrategia para combatir las operaciones euroamericanas, que junto a las disputas estratégicas entre Rusia y el eje (EE.UU. - Unión Europea) por áreas de influencia, fueron factores esenciales que contaron en las revueltas populares que -salvo Uzbekistán y Bielorrusia- consolidaron gobiernos contrarios a los intereses de Putin en la región.

A la par la administración de Putin concretó una serie de acuerdos que le aseguran que la producción de petróleo y gas de las repúblicas centroasiáticas (Kazajastán, Uzbekistán, Turkmenistán) siguieran utilizando los oleoductos rusos para exportar su petróleo y gas hacia Europa, rompiendo con la estabilidad que beneficiaba al mercado ruso. Además, en el caso de Kazajastán el transporte de petróleo ruso hacia China sería a través del oleoducto Atasu-Alashankov (no inaugurado para la fecha) retrasando beneficios de los que la economía rusa había disfrutado con anterioridad y que irónicamente él mismo eliminó.

Fin del discurso anti-islámico


Los acuerdos comerciales con Teherán llegaron después, el apoyo técnico al desarrollo de la industria nuclear iraní, y su condición de principal proveedor de armas a las fuerzas armadas del país islámico, convirtieron a Rusia en un instrumento clave del conflicto nuclear planteado entre Irán y las potencias.

La nación persa posee fronteras con dos de los vértices del triángulo petrolero (Mar Caspio, Golfo Pérsico, estrecho de Ormuz) y resulta ideal para el tendido de uno o más oleoductos que lleven el petróleo y gas ruso, y de otras ex repúblicas soviéticas del Asia Central (Tayikistán, Uzbekistán, Kazajstán y Turkmenistán), hasta puertos del Golfo Pérsico y desde allí hasta los mercados petroleros del Asia oriental, y de allí, sin falta a los bolsillos de la camarilla.

Sin embargo, la relación con Irán ha demostrado que Rusia realmente no lucha contra el terrorismo islámico como argumentó durante la guerra con Chechenia, y además le da una gravedad geopolítica y militar en el tablero.

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