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viernes, 10 de abril de 2015

Yendo hacia un crecimiento espiritual maduro







Yendo hacia un crecimiento espiritual maduro

Recuerda el tiempo en el que te diste cuenta que Jesús te estaba asistiendo a través de otra persona o de alguna circunstancia inusual. No tenías necesidad de preguntarle a Jesús, "¿Quién eres?" o "¿Eres tú, Señor?" porque ya sabías la respuesta.

Antes del incidente que ocurrió en el Evangelio de hoy, cada vez que Jesús resucitado visitaba a sus discípulos, o bien no lo reconocían o creían que era un fantasma. Ahora finalmente han llegado a una madurez espiritual suficiente como para reconocerlo a Jesús cuando se encuentran con él.

¿Cómo reconocemos nosotros a Jesús?


La primera lectura de hoy nos recuerda que rechazamos la presencia de Jesús cuando no podemos reconocerlo en la gente que nos rodea, o cuando no podemos aceptar lo que él está haciendo en nuestros sufrimientos más duraderos. Lo que parece la manera incorrecta de resolver un problema es en realidad la piedra angular del plan de Dios. Lo que parece una razón para dudar del amor de Dios, resulta ser la piedra angular de un nuevo crecimiento espiritual. Lo que parece la perdida de una relación puede convertirse en la piedra angular de una nueva y mejor amistad. Lo que parece ser un día de desastrees en realidad "el día que ha hecho el Señor", un día para "regocijarse y alegrarse", como dice el Salmo responsorial de hoy.
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