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lunes, 6 de abril de 2015

Magnetto mandó a Longobardi a mendigar al vaticano.


Magnetto mandó a Longobardi a mendigar al vaticano.


Miércoles 25 de marzo. La lluvia caía intensa sobre la Ciudad del Vaticano. Allí, paraguas en mano, Marcelo Longobardi esperaba el momento indicado para acercarse a Francisco, el papa argentino. Sin embargo, la historia no comenzó allí sino unos días antes en Buenos Aires.

Héctor Magnetto, molesto por la exclusiva que Francisco le había brindado al gigante mediático mexicano, Televisa, comenzó a reclamar para sí lo que creyó suyo desde el primer momento: una entrevista a solas con el papa que, según planeó, debía realizar Jorge Lanata. ¿Cómo el papa argentino le regalaba una entrevista a los mexicanos y no a su propio país?, se preguntó Magnetto. La idea del CEO llegó a los oídos de Longobardi, quien pidió hablar con el mandamás del Grupo Clarín para pedirle en forma personal la posibilidad de realizar el mano a mano con el sumo pontífice.

La respuesta de Magnetto fue simple y pragmática: el que consigue la entrevista la hace. Longobardi se entusiasmó y aprovechó una puerta que le abrió el destino: la convalecencia de Jorge Lanata tras un transplante de riñón. Así emprendió viaje al Vaticano para probar suerte luego de varios intentos fallidos por conseguir una audiencia privada.

El agua caía con poca intensidad pero con persistencia. Esa misma perseverancia tenía Longobardi para lograr su objetivo: conseguir una fecha para entrevistar al papa Francisco. Esperó bajo la lluvia con la paciencia que lo caracteriza y, en medio de los saludos al Papa, apenas logró un encuentro privado con Guillermo Karcher, encargado de ceremonial del Vaticano. En la reunión con Karcher, entonces, Longobardi transmitió sus inquietudes.

Según pudo saber En Orsai de fuentes del Episcopado argentino, la reunión privada con Karcher se llevó a cabo a las 12 del mediodía en la Ciudad del Vaticano. Allí Longobardi le pidió, en nombre de Magnetto, una entrevista exclusiva para el Grupo Clarín. Y se aseguró de dejar algo en claro dos requerimientos: debería ser él mismo el periodista involucrado en la misma y no Jorge Lanata; y la fecha para la realización debería ser antes de las elecciones de octubre.

Asimismo, Longobardi estaba obligado a transmitir una enorme preocupación de sus empleadores. El mensaje debía llegar a oídos de Francisco como una súplica divina, para evitar lo que parece ser un destino más que probable: la cárcel para los conductores del Grupo Clarín.

El motivo es la causa Papel Prensa, que tras décadas de cajoneo comenzó a moverse con los pedidos de indagatoria para Magnetto y Ernestina Herrera de Noble, entre otros.

Francisco, en la entrevista que le brindó a Televisa y que motivó el reclamo de Magnetto, dejó en claro que se había sentido utilizado por la política argentina, incluido uno de los principales actores de la oposición: el Grupo Clarín. Así, Longobardi volvió con las manos vacías de su viaje santo, en el que apenas logró una reunión con Karcher y muy pocas certezas.

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